lunes, 21 de diciembre de 2009

NUESTRO EGOISMO NOS CONDENA AL FRACASO

Estamos en un mundo en el que predomina el "yo" por encima de todo, en nuestras relaciones personales tanto de amistad como de pareja, en nuestras relaciones laborales y hasta en algo que se supone de lo menos egoista, como son nuestras relaciones espirituales.
En casi todos los aspectos de la vida de hoy el "yo" y solamente el "yo" es lo importante y esta actitud nos lleva irremediablemente al fracaso en mas de un aspecto fundamental de nuestra vida, aunque triunfemos en otro y a este trinfo pírrico nos agarramos como a un clavo ardiendo para no quedarnos vacios.
Un ejemplo que hoy se da mucho es el de quien solo piensa en el triunfo laboral. Triunfo laboral que debido a la competitividad hoy existente en este mundo, lleva casi siempre aparejado el sacrificio por un lado de las relaciones amistosas (porque para triunfar hay que ser un cabroncete o un cabrón en toda regla, sin diminutivos) y por otro el sacrificio de las relaciones familiares, a las que en aras de conseguir ese triunfo le robamos todo el tiempo posible y por supuesto pensar en relaciones espirituales está mas que descartado.
Que nos queda en este caso, una persona envidiada y odiada por sus compañeros, sin vida familiar ni espiritual, que su egoismo le lleva a creer que el triunfo que consigue le da la felicidad, sin pensar para nada que para conseguir ese triunfo tiene que dejar en la cuneta la felicidad de los que tiene alrededor.
Me pregunto, ¿le merecerá la pena? puede que ahora que está en la cima de su éxito si y posiblemente cuando se de cuenta de lo que ha dilapidado ya sea demasiado tarde y de todos modos si no lo es, nunca ni el ni la gente de su entorno podrá recuperar el tiempo de felicidad perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario