Lo que ha sucedido estos últimos días en Rosarno (Calabria, Italia) es el resultado de toda una serie de actuaciones de tipo fascistoide del gobierno italiano, que empezó a incubar el huevo de la serpiente y que, sin querer o queriendo, mas bien lo último, ha conseguido hacerlo explotar.
Cuando un gobierno como el del irresponsable e impresentable Berlusconi, se dedica a empozoñar el ambiente, a calentar a la masa y a señalarle un chivo expiatorio, ¿que puede esperar?.
Nadie nada mas que él y su gobierno han preparado este caldo de cultivo y por lo tanto son responsables de los resultados, por mucho que ahora quieran hacer el paripé de la llamada a la cordura.
Es muy peligroso, y de este ejemplo tendríamos todos que aprender, despertar al monstruo que por desgracia nunca desaparece por completo de nuestras sociedades, a lo mas que hemos llegado ha sido a conseguir adormecerlo, pero está siempre ahí, dentro de nosotros, y despertarlo lo podemos hacer en un momento, pero conseguir que vuelva a adormecerse nos puede costar mucho tiempo y lágrimas.
Tenemos la obligación de mantenerlo dormido, no hay que esperar a que el Papa o cualquier demagogo al uso, nos recuerde lo obvio, ya sabemos que los inmigrantes son seres humanos que merecen todos nuestros respetos, es mas, tenemos la obligación de detener y hacer callar a quien quiera despertar el odio (el monstruo) hacia estas personas. Entre otras cosas porque quienes quieren hacer esto utilizan los mismos y manidos argumentos que otros miserables como ellos utilizaron, no ha mucho tiempo, contra nosotros o contra nuestros padres, cuando tenían que irse a otras tierras a ganarse el sustento. Y si alguno comete un delito, pues al igual que hay que exigir los mismos derechos hay que exigirles las mismas obligaciones y que nuestras leyes le sean aplicadas a ESE delincuente en la misma medida y con las mismas garantías. Todo lo demás es contribuir a que ese "huevo de la serpiente" consiga eclosionar.
lunes, 11 de enero de 2010
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