jueves, 7 de enero de 2010

DERECHO INTERNACIONAL, LA GRAVEDAD DEPENDE DE QUIEN LO INFRINJA

El incumplimiento del Derecho Internacional, al igual que el Derecho Civil o el Derecho Penal, en teoría tendría que tener una pena o unas consecuencias iguales para todo el mundo. La Justicia, esa dama que tiene los ojos vendados, ha demostrado siempre que está haciendo trampa, que la venda que tiene en los ojos se transparenta y por lo tanto ve al inculpado. Así, dependiendo de quien sea, aplica las leyes con mas o menos dureza o incluso si se tiene que hacer la loca, no tiene ningún reparo en hacérsela.
Un caso reciente es el de Juan López de Uralde, director de Greenpeace España, encarcelado e incomunicado veintiun días en Dinamarca, cual peligroso terrorista, por el gravísimo delito, según la fiscalía danesa, de falsificación de documentos y usurpación de personalidad. Así sin explicación, puede resultar natural, pero resulta que los documentos que ¿falsificaron? fue una acreditación para asistir a la cena que daba la reina Margarita de Dinamarca a los lideres mundiales. Juan López de Uralde y dos activistas mas de Greenpeace entraron en la cena con una acreditación de Jefe de Estado de Greenpeace, esposa y persona de seguridad, habiendo llegado en un automovil con matrícula de la República de Greenpeace. Tiene cojones el asunto y "guasa" el servicio de seguridad. Se comenta que la rabieta por esto último ha sido la causa de esta detención incomunicada tan prolongada.
La diplomacia española, la noruega, suiza y holandesa, se ha mostrado muy comedida y comprensiva ante este atropello por parte de las autoridades danesas. Nadie se ha atrevido a levantar la voz, escudándose en que así son las leyes de este país.
Que hubiera pasado si esta acción la comete algún gobierno, visto con malos ojos por las grandes potencias. Por menos se ha invadido, bombardeado y devastado algún país o se han puesto unos pocos en una lista negra, como con el caso del islamista que intentó volar el avión que iba para Detroit. Hasta a Cuba han incluido en la lista negra (parece ser que el islamista fumaba).
Así pues, por este "grave delito" cometido por estos "peligrosos activistas" de Greenpeace dicen que pueden ser condenados entre 6 meses y seis años de prisión. Contrasta esto con la impunidad que gozaron los que volaron el Rainbow Warrior, los del tanque estadounidense que mataron a sangre fría a José Couso, o los que juraban y perjuraban que había armas de destrucción masiva en Iraq. Resumiendo: la Justicia ya sea española o internacional no deja de ser, como diría Pacheco, un cachondeo y de los gordos. Implacable con el débil y condescendiente al máximo con los poderosos.

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