En estos días en que tanto está dando que hablar la iglesia católica por un motivo tan despreciable como es la pederastia y por el silencio cómplice de sus altos cargos, instalados en ese mundo de lujo e hipocresía que es el Vaticano, me vienen a la memoria algunos nombres de sacerdotes y religiosos, que nunca gozaron de las simpatías del Vaticano precisamente por querer llevar la doctrina de Jesús hasta las últimas consecuencias.
Uno de estos nombres es el de Diamantino García, cura obrero desde que llegó en Agosto de 1969 a la localidad sevillana de Los Corrales y al ver unos cuantos de camiones cargados de muebles y preguntar que que pasaba, le respondieron: que nos vamos todos a los espárragos a Navarra y aquí solo quedan los guardias civiles, los maestros, el médico, los viejos y el cura.
A partir de ese día el cura Diamantino fue un jornalero mas en todas las campañas a las que acudían los jornaleros de los Corrales, ya fuera la campaña de la aceituna, la del algodón, la del espárrago o la de la vendimia en Francia. Allí estaba el cura Diamantino, luchando siempre porque los jornaleros recibieran el mejor sueldo posible, las mejores condiciones de vida en las campañas temporales, hasta tal punto de ser uno de los fundadores del SOC y se cuenta la anécdota de que había en Sevilla un delegado del gobierno de UCD llamado Sanz Pastor al que traía frito con sus reivindicaciones, este tal Sanz Pastor fue mandado de consul a Toulousse y en una ocasión van a verlo las autoridades francesas para que medie en un conflicto que tenían los jornaleros andaluces en la vendimia por las malas condiciones de alojamiento que tenían. Le comentan las autoridades francesas que hable con el cabecilla de ellos para ver si lo convencen, le dicen que es un tal Diamantino. Cuentan que se le cambió la cara de color y exclamó ¡pero ni aquí en Toulousse me vas a dejar tranquilo Diamantino¡.
Así fue la vida de este cura, muy alejada del confort y el complacimiento de los curas de la época y muy cercana a la doctrina de Jesús, hasta que en Febrero de 1995 fue vencido por un enemigo mucho mas pertinaz que él, el único enemigo que fue capaz de vencerlo tras mas de cinco años de lucha, ya que Diamantino nunca le perdió la cara, lo mismo que nunca se retiró de la doctrina de su maestro. Su recuerdo quedó para siempre entre los jornaleros de los Corrales y pueblos limítrofes y en la magnífica canción que le dedicó tras su muerte Carlos Cano. Curiosamente curas como este fueron mas reprendidos poe sus superiores que los que últimamente se están haciendo famosos por sus delitos de abusos a menores.
miércoles, 14 de abril de 2010
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Era un buen hombre,los niños del pueblo siempre nos sentiamos muy bien con el,contaba unos chistes muy buenos,los domigos despues de misa siempre era la hora de las aveturas de jesus,los chistes y las risas,creo que era la única iglesia en la que se podia reir de verdad.
ResponderEliminarUna gran persona,he tenido mucha suerte de conocerlo y es de esas personas que no se olvidan nunca.
Gracias.