miércoles, 23 de febrero de 2011

RESPUESTA A LA PREGUNTA TONTA HABITUAL

Hay una pregunta tonta habitual cada vez que llega una fecha significativa, esta pregunta no es otra que ¿que hacías o donde estabas? en este caso y como comprobarán por la fecha, el 23 de Febrero de 1981.
Es una pregunta tonta y en este caso con una respuesta seguro, mas inventada que real. Yo voy a contestar a los sentimientos que me quedaron de aquella nefasta tarde, de aquel nefasto lunes, y el que recuerdo con mas fuerza es el de tristeza, por muchas y variadas razones.
Ese lunes no trabajé y por la tarde salí para ver si conseguía tajo para el día siguiente, nos dijeron que sí, que el martes iríamos a coger naranjas a la Vega, una vez averiguado el trabajo, nos acercamos un grupo de amigos, paseando hasta la plaza del ayuntamiento, donde permanecimos entre paseo, charla y nervios hasta cerca de las once de la noche.
Las calles estaban prácticamente vacías y durante nuestra estancia en las cercanías del ayuntamiento pude observar varias cosas que aumentaban mi sensación de tristeza.
La primera: que el ayuntamiento estuviera cerrado, entonces no se cerraba por estar dentro de él las dependencias de la policía municipal. Comentamos que hubiera sido significativo que estuviera toda la Corporación o por lo menos el equipo de gobierno, en aquel tiempo compuesto por PSOE y PCE, daba mucha tristeza ver la institución mas cercana al pueblo con las puertas cerradas y sus representantes, los de izquierda que eran los que a uno le llegaban, ausentes.
La segunda: el gran movimiento de fachas que había en el bar de la esquina de la calle Virgen del Rosario, portando algunos las fundas de sus rifles de caza, se supone que con ellos dentro, nosotros solo vimos las fundas. Después se comentó que habían ido a ofrecerse a la guardia civil y que estos los habían mandado a sus casas. En contraposición a este movimiento, en nada discreto, también observamos otro, este sí mas discreto y en coches, de gente del PCE que se habían cogido también sus escopetas de caza y sus cartuchos de postas, por si las moscas.
Después supimos que otros habían estado recogiendo todos los ficheros de afiliados, se perdió mucha documentación, para llevárselos consigo a la sierra.
Como podrán observar, hay muhas similitudes con lo que pasó en julio del 36 con la excepción de que esta vez no se formó ningún comité para la defensa de la democracia.
Al día siguiente era curioso estar cogiendo naranjas con un transistor amarrado en cada escalera y por la tarde asistimos, entonces sí, lo mismo que en toda España, a una gran manifestación en defensa de nuestras libertades.
También tuvimos que asistir creo recordar que aquel mismo día, al entierro de "El Lister" viejo militante del PCOE y de UGT (no me he confundido con la C, era militante del Partido Comunista Obrero Español) que algunas malas lenguas dijeron que el infarto le sobrevino por el miedo y que los que le conocíamos su trayectoria, sabíamos perfectamente que si no lo había tenido en momentos mucho mas duros, no lo iba a tener a estas alturas de su vida, y estamos convencidos de que al bueno del "Lister" el infarto se lo causó la pena de que sus hijos y sus amigos tuvieran que pasar por lo mismo que tuvo que pasar él.
Todo lo demás son mayoritariamente milongas, aquella tarde pocos estuvimos a la altura, si tenemos que salvar a algunos: el cámara que siguió grabando las imágenes que dieron la vuelta al mundo y que hicieron decir en el extranjero que "militares vestidos de toreros habían asaltado el Congreso en España" confundieron los tricornios con monteras, Adolfo Suarez y Santiago Carrillo que se quedaron sentados en sus escaños, supongo que pensando que si tenían que morir preferían hacerlo sentados que escondidos debajo de sus asientos y el Teniente General Manuel Gutierrez Mellado, que haciendo uso de su graduación intentó que aquellos golpistas le obedecieran, cosa que no consiguió, y nadie comprendimos por qué a estos golpistas se le aplicó lo de la obediencia debida, cuando habían antepuesto las órdenes de un teniente coronel a las de un teniente general, pero tampoco fueron capaces de tumbarlo, para deshonra de un Tejero que con cuarenta y ocho años y una pistola en la mano no tuvo güevos de tirar al suelo a un superior de sesenta y ocho y desarmado.
Los demás nos adjudicamos un papel de heroes que no nos corresponde porque casi todos actuamos a toro pasado y ya sa sabe que a toro pasado todos somos excelentes toreros.

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