Soy de los que piensan que mientras mas cosas se realicen en una ciudad o pueblo mejor que mejor para todos, para ciudadanos, para profesionales, para instituciones etc.
La capital cordobesa lleva años implicada en la consecución de la Capitalidad Cultural de 2016. Ahora bien su implicación no es total y la mayoría de cordobeses solo esperan de esto el rendimiento económico, lo que puedan sacar de beneficio contante y sonante a corto plazo, eso si, sin querer hacer la mas mínima inversión ni estar dispuestos a aportar nada de sí mismos, por no querer no quieren siquiera soportar las molestias propias y necesarias para que un evento como este pueda celebrarse.
Harto estamos de escuchar a empresarios, a periodistas, a ciudadanos de a pie y a algún que otro político lo "latoso" y lo que retrasa cualquier proyecto el hecho de que en Córdoba en cuanto se mueve un poco de tierra aparecen "cuatro piedras" que hay que "estudiar" con el consiguiente fastidio.
Lo último que he leido al respecto es el artículo de una tal Isabel Leña en el díario Córdoba de ayer domingo y sus correspondientes comentarios de lectores, en el que se escribe literalmenete "pero lo mas latoso están siendo los restos arqueológicos" aunque esta afirmación no me queda claro si la hace el Delegado Provincial de Obras Públicas y Vivienda o es cocecha de la misma Isabel Leña.
Independientemente de quien lo dijera o las explicaciones que quieran dar después de esta desafortunada afirmación, solo hay que leer el titular y el sentido informativo que se le da al artículo para comprender lo tendencioso del mismo.
Córdoba y los cordobeses, lo mismo que la gran mayoría de ciudades y pueblos de Andalucía, no son conscientes del tesoro que sus entrañas poseen, y en vez de explotarlo en beneficio de todos, no miran mas allá de sus propios y cercanos en el tiempo intereses y su único objetivo es destruir este tesoro para conseguir unos beneficios propios y efímeros y para eso no dudan lo mas mínimo en querer hacer desaparecer esa gallina de huevos de oro.
Bueno pues pese a esa cortedad de miras, pese a esos viles deseos, siguen queriendo que les den el pastel de la Capitalidad Cultural para 2016, además quieren que se lo den hecho, sin que se hayan tenido que manchar siquiera las manos de harina y huevo para hacerlo, solo preparada para comérselo y si puede ser acompañado de un arroz en el campo mejor que mejor, que la cultura les fastidia por las molestias y a ellos lo que les encanta es un buen perol.
lunes, 13 de septiembre de 2010
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